VÓRTEX

Una carta de amor a la ancianidad


Crítica Vórtex: una carta de amor a la ancianidad

Gaspar Noé. Uno de los cineastas más radicales y provocadores de la actualidad. Hace unos años, se me hubiese hecho imposible imaginar que acabaría viendo alguna película suya. Y mucho menos escribir una crítica. Pero desde que dirigió Clímax, algo empezó a cambiar en su estilo. A diferencia de sus películas anteriores, Clímax es una película mucho más accesible para el público. Porque se aleja de la provocación molesta de su filmografía anterior para apostar por una mayor radicalidad (que también es provocadora) en la puesta en escena, en los largos planos secuencia, en los giros de cámara, en los colores e iluminación, en la música y el montaje… Pero Vórtex va un paso más allá. Vórtex es una película tremendamente impactante con escenas que muestran acciones tremendamente cotidianas. Si bien en sus anteriores obras lo que estaba sucediendo a veces tenía más fuerza y más impacto, o distraía de la fuerza y el impacto de las imágenes en sí, en Vórtex la intensidad viene por cómo te están narrando esos hechos, por la forma que tiene de presentarlos. Porque en el cine de Noé las imágenes siempre tienen una fuerza estética tremenda, es un grandísimo creador de imágenes impactantes, pero cuando le puede el exceso y la inmoralidad, acaba siendo demasiado para el espectador. En cambio, en Vórtex encuentra el equilibrio perfecto.

Esta película nos muestra el día a día de una pareja de ancianos (interpretados magníficamente por Dario Argento y Françoise Lebrun) que notan como la vejez y las enfermedades degenerativas empiezan a alterar su vida. Y es que realmente el tema que trata la película es tremendamente complejo y a la vez poco frecuente. No es fácil hablar de la vejez, no es fácil hablar de la muerte, no es fácil ver como la persona a la que más quieres empieza a olvidarte y a hacerte daño sin ser consciente de ello. Y todo esto nos lo narra Gaspar Noé con una exquisita ternura y respeto por las personas mayores. Hoy en día es frecuente encontrar directores que se toman el tema de la muerte a la ligera en sus películas, o que presentan la ancianidad de una forma tremendamente pesimista e incluso con crueldad. Esto no sucede en Vórtex. Se nota que Noé ha tenido experiencias cercanas tanto a nivel personal como familiar sobre estos temas. Porque los presenta con una delicadeza y una sensibilidad que conmueven profundamente.

Vórtex, sin dejar de ser una película agudamente dramática, contiene una belleza en el mensaje que te eleva el ánimo. Y esa es la diferencia entre una obra de arte y una película cualquiera: un drama convencional te desanima y te hunde en su tristeza; una obra maestra, te transmite esas sensaciones dramáticas acompañadas de un mensaje de esperanza. A diferencia de otros directores, como Michael Haneke por poner un ejemplo, Noé no busca mostrar la desgracia del ser humano y el dramatismo de la tercera edad, sino que busca hacerles un homenaje, dar visibilidad a estas situaciones tan frecuentes que muchas veces se viven sin ser comprendidas y sin el acompañamiento de los seres queridos. Ya lo dice al empezar la película “a todos aquellos cuyos cerebros se descomponen antes que sus corazones”. Aunque físicamente perdamos capacidades, aunque nos volvamos mayores y actuemos de forma incorrecta, seguimos siendo personas, seguimos teniendo un corazón que siente. Por mucho que hoy en día algunas ideologías se empeñen en quitar de en medio a este sector de la población. Porque la gente necesita sentirse acompañada, no sentir que son un problema. La gente necesita esperanza, no que les borren del mapa. Y eso lo entiende Noé. Vórtex es una película empática con los personajes que presenta. El gran error que cometen algunas películas con temáticas tan dolorosas como ésta es que sufren tanto los personajes como el espectador. En cambio, Noé sabe mostrar la belleza dentro del horror. Sabe emocionarte con el sufrimiento humano de los protagonistas. Sabe hacer que tu corazón le dé la vuelta a aquello que están viendo tus ojos.

Pero aparte del mensaje, Noé también demuestra un dominio absoluto del lenguaje cinematográfico. Para empezar, prácticamente toda la película está narrada en pantalla partida. Y eso consigue doblar la narración con una sola historia vista desde dos puntos de vista. Y si a eso le sumas una sobriedad, pero a la vez altamente estética en los planos, gran dosis de improvisación y rimas constantes entre lo que aparece en una pantalla y la otra, y entre lo que está sucediendo ahora y lo que has visto antes, el resultado son unas imágenes con una fuerza y sensibilidad tremenda. También hay que destacar la importancia de la cadencia de los fundidos a negro en la pantalla, y de los dos maravillosos fundidos a verde que vemos a lo largo de la película.

Y por no hablar de los diálogos. No sé cuántos de ellos habrán sido improvisados y cuantos no, porque Noé suele grabar con pocas páginas de guion y bastante del tirón. Pero hay algunos, especialmente diálogos con el hijo, que son profundamente humanos y que te dejan pensando. A pesar de que es una película lenta, y que hay situaciones y diálogos que a primera vista puede parecer que no aportan nada a la narración, a mí me parece que todo ello contribuye a caracterizar mejor a los personajes y que empaticemos con ellos.

Por último, y sin entrar en spoilers, el final de la película me parece que consigue llegar bastante bien al espectador, aunque hay algunas decisiones de guion (de la historia en sí) con las que no estoy del todo de acuerdo, por la coherencia con el mensaje. Porque sinceramente los únicos fallos que le puedo sacar a la película están todos relacionados con el guion. Por ejemplo, el negocio que tiene el hijo, es un tema que aparece, pero sin darle demasiado tiempo y sin tampoco mostrar sus consecuencias o impacto con el resto de la trama. Y el personaje del nieto, que tiene alguna escena muy buena, creo que se le podría haber sacado más y darle más protagonismo, porque la relación nieto-abuelos es un tema que también tiene mucho juego. Y lo de la otra persona a la que ama el personaje de Dario Argento, la verdad es que me ha sobrado bastante, porque me parece que no va en la línea de la personalidad de este personaje y me cuesta ver su adecuación con el mensaje. Aun así, esto no me ha sacado de la película en ningún momento. Y por destacar una escena, me ha parecido increíble la actuación de Dario Argento en una de las escenas que nos regala al final, donde con muy poco consigue generarnos una sensación de agobio y terror a la altura de las películas que él dirigía.


Daniel
08/06/2023