Crítica The Whale: la sublimación del drama
Desde que se estrenó the whale en el festival de Venecia de 2022, pasó a ser una de mis películas más esperadas para este 2023. Y ahora que la he visto puedo asegurar que ha cumplido con creces todas mis expectativas. The whale es una película tremendamente dramática y que a la vez te consigue emocionar profundamente tanto por su contenido como por su puesta en escena. A día de hoy creo que todo el mundo coincidirá en que Darren Aronofsky es uno de los mejores directores para narrar historias trágicas con personajes que se van hundiendo en un océano de dramas psicológicos a la vez que externamente todo empieza a desmoronarse. Y es que en las películas de Aronofsky, la situación externa, y también el lenguaje cinematográfico, suele ir a la par con la psique del protagonista. Si no recordad la historia de Mother!, donde la situación se empieza a volver perturbadamente surrealista a la vez que la protagonista empieza a caer en una desesperación cada vez más profunda. Y eso es lo que nos presenta the whale: el drama de un hombre al que el dolor y sinsentido de su vida le hacen hundirse como una ballena en el mar de sus tristezas.
The whale nos cuenta la historia de un hombre que cree que lo ha perdido todo, y que al perder la ilusión por seguir viviendo se deja arrastrar por la despreocupación y la gula hasta llegar a una condición de obesidad y falta de fuerza de voluntad prácticamente irreversible (el proceso hasta este punto no aparece en la película, ya que ésta empieza con un in media res). Y cuando es consciente de que ya no tiene fuerzas para nadar y que tarde o temprano se va a ahogar en su desgracia hasta la muerte, entonces empieza a ser consciente del mal que ha hecho y busca una oportunidad de redimirse con su hija antes de que sea demasiado tarde.
A nivel cinematográfico, the whale es una maravilla. La actuación de Brendan Fraser puede ser perfectamente la mejor de toda su carrera. El CGI y las prótesis utilizados para recrear la obesidad difícilmente dan pie a encontrar errores y presentan un realismo sorprendente. Pero si en algo destaca the whale, es en su dirección de arte. La fotografía con colores suaves y apagados, la combinación de focos de luz cálidos y fríos sin demasiada intensidad, el ambiente medio oscurecida en la que sucede la acción y la importancia de los rayos de luz, el juego de enfoques parciales y totales… Nos sumergen en una atmósfera tremendamente estética y empática con los personajes que está mostrando a pesar de lo desagradable de sus acciones y sucesos. El formato 4/3 sí que nos aprisiona en ese piso claustrofóbico donde Charlie (Brendan Fraser) ocupa prácticamente todo el encuadre cuando aparece por pantalla. Pero lo que sucede en the whale es una sensación que difícilmente se puede expresar con palabras. A pesar de la horrible condición en la que se encuentra Charlie, y de las desagradables escenas en las que aparece comiendo de forma descontrolada, la puesta en escena consigue transmitir una profunda empatía y una mirada amable a esa pobre ballena que ha sido cazada por sus desgracias. Porque la cámara y la harmonía de las imágenes que nos presenta Aronofsky, acompañada por una emotiva banda sonora, depositan una mirada tierna sobre este personaje. Por ejemplo, cuando vemos el voluminoso cuerpo de Charlie en plano picado, esto no lo hace con la intención de hundirlo todavía más contra el suelo, sino para que nos demos cuenta de lo hundido que está, que nos entren ganas de darle una mano y ayudarle a ponerse en pie. Y otro ejemplo que a mí me ha sorprendido, es que he podido empatizar plenamente con el personaje de la hija a pesar de su horrible actitud y la maldad de sus actos. Porque en este caso Aronofsky no acusa ni condena a sus personajes, sino que los acoge.
Entrando en el análisis de los personajes, la verdad es que está un poco desproporcionado. No estoy diciendo que actúen mal (de hecho, creo que cada uno representa su papel a la perfección), sino que algunos tienen bastante poca importancia o su presencia no aporta nada significativo a la trama. La enfermera es simplemente una excusa para recalcar la mala situación de salud de Charlie (la cual es evidente, no hay necesidad de que nos digan los parámetros de tensión para que nos demos cuenta de que le queda poco), y también para mostrar la que probablemente sea la única persona amable de toda la película. El chico misionero es casi un mcguffin, una excusa para que nos enteremos de algunos detalles más de la pareja de Charlie y explorar un poco la dimensión religiosa. Si bien la historia del chico (no la voy a explicarla aquí para no hacer spoilers) me pareció interesante y da pie a algunas reflexiones, no se le da demasiada importancia. Porque el único personaje que despierta una verdadera intriga en el espectador es el de la hija (a la cual yo le hubiese dado también más minutos y más fuerza a su trama). A diferencia de otras películas de Aronofsky, como Requiem por un sueño, donde los diferentes personajes comparten tramas con una importancia equilibrada, en the whale, la única trama importante es la de Charlie, y las demás tienen importancia en función de si aportan algo o no a la trama del protagonista. Por eso queremos que aparezca la hija por pantalla, porque para Charlie, en ese momento, es la única persona que tiene un peso (y no un sobrepeso) en su vida. Aunque bueno, eso quizá suceda también en la novela que adapta esta película, y siempre es mejor quedarse corto que alargar una película de más.
Antes de pasar a hablar del final de la película, me gustaría comentar el único aspecto negativo con cierta relevancia que he encontrado. Y quiero aclarar que esto es algo personal, que quizás otras personas opinan lo contrario. Me parece que no es necesario sobredramatizar una historia para conseguir el fin que la película se propone. A ver si me explico. Creo que a veces es más fácil llegar al espectador y emocionarle cuando se presenta una situación en la que se pueda sentir identificado, o al menos que la sienta suficientemente real. El problema es que cuando en vez de un solo drama, se empiezan a añadir más problemas y más tragedias sobre un mismo personaje, esto puede llegar a volverse excesivo. En otras películas de Aronofsky como El Cisne negro, o la ya mencionada Mother!, sí que está más justificado el ir añadiendo elementos cada vez más surrealistas, primero porque son thrillers psicológicos, y segundo por el fuerte componente alegórico de sus tramas. En cambio, en the whale, al tomar un enfoque más humanista, el dramatizar excesivamente una situación puede correr el riesgo de sacarnos de la realidad. Por ejemplo, y a partir de ahora voy a hablar con spoilers, el hecho de que la anterior pareja de Charlie muriese, o el excesivo peso dramático que tiene la obesidad, falta de movilidad y adicción a la comida, son componentes que se podrían haber suavizado, o en algunos casos omitido, para centrarnos en el drama principal de la película: un padre que abandonó a su hija e intenta reconciliarse con ella en los últimos días de su vida. Porque para mí este es el tema (y también el mensaje) principal de la película: la importancia de reconciliarnos con nuestra existencia y nuestros seres queridos, el tomar conciencia de que una vez abandonemos este mundo, lo único que va a permanecer son los actos de amor que hayamos realizado. La hija no tendrá un buen recuerdo de su padre porque le dejo todo su dinero, sino porque en su último suspiro fue capaz de ponerse de pie para ir hacia ella y porque era la única persona capaz de ver su lado positivo. Porque un padre que traiciona a su hija e intenta reparar sus errores ante una hija que no quiere saber nada de él y solo le interesa su dinero, es un drama suficientemente humano para que nos llegue sin la necesidad de recubrirlo con más elementos trágicos. Y otra reflexión interesante que se puede sacar de la película es la importancia de perdonarnos a nosotros mismos para que se solucionen nuestros problemas. Como en Moby Dick, donde el protagonista cree que una vez mate a la ballena se va a solucionar todo, cuando realmente el problema lo lleva dentro.
Finalmente, el clímax de la película es claramente un clímax por acumulación, tanto a nivel sensorial como argumental. No solo nos desvela el origen del texto que tanto le gusta a Charlie, y tenemos la oportunidad de escucharlo entero, con todos los paralelismos que contiene, sino que en sus últimos segundos de vida, la hija le da una última oportunidad y éste utiliza su último aliento para ponerse en pie, caminar hacia ella (y ella hacia él) y elevarse al cielo en vez de hundirse en el océano. Y fundido a blanco junto a su mejor recuerdo. Todo el drama ha sido sublimado. Todo el mal ha sido redimido. La vida ha tenido un sentido.
Daniel
07/06/2023