SOUND OF FREEDOM

Un mensaje de esperanza


Crítica Sound of Freedom: un mensaje de esperanza

"¿Escuchas eso? Es el sonido de la libertad" Sound of freedom es de las películas que más debate está generando entre la audiencia, y también de las que ha tenido mejor rendimiento en taquilla este año. Y es que una película con un mensaje tan fuerte no podía pasar desapercibida. Creo que es indiscutible el hecho de que hay élites y traficantes dedicados a la compraventa infantil. En los últimos años hemos podido ver tanto series como documentales, come el de Jeffrey Epstein, por poner un ejemplo, que nos muestran una cara de la moneda. Sound of freedom nos muestra la otra. Aquí las cosas no empiezan con chantaje, sino con secuestros.

La fuerza de esta película recae sobre todo en el mensaje. A nivel cinematográfico tiene sus fortalezas y sus debilidades. Pero lo que hace de maravilla es saber lo que quiere transmitir (y denunciar) y cómo hacerlo. Porque a pesar de que el protagonista es un rescatador de niños, el tono de la película no es épico, ni siquiera podríamos considerarla una película de acción. Es profundamente dramática. Y precisamente por eso, cala mucho más en el espectador, se vuelve más emotiva y apelante. Es cierto que juega con los sentimientos del público, pero lo utiliza como medio de transmisión. ¿Y cómo consigue esta emocionalidad en medio de unos hechos tan terribles? Primero de todo, tratando una idea general de forma particular. Hay miles de niños en las mismas circunstancias, pero la película se centra en dos hermanos. Esto, combinado con una buena caracterización y unas actuaciones excelentes, hacen que sintamos a esos niños como si fueran nuestros propios hijos. Y de hecho, son los únicos personajes que se nos muestra su arco de transformación completo (pensad cómo arranca y cómo finaliza la película). El segundo factor que ayuda a crear este vínculo emocional es que en ningún momento entra ni en lo morboso ni en lo perturbador o escabroso. Siempre trata el tema con seriedad y respeto, y sin tratar de traumatizar a la audiencia. La película se propone llegar a nosotros por medio de la compasión, y no de la provocación. De hecho, hay más violencia verbal que física. Es cierto que quizás admitía un toque un pelín más trágico, pero tal y como está es verdad que puede llegar a mucho más público. Y el tercer elemento es el uso de la música. Ese magnífico coro de voces angelicales tristes y melancólicas que te pone la piel de gallina cada vez que suena. No solo funciona como leitmotiv de la película, sino también como memorial del drama y estandarte de esperanza, como sonido de la libertad. Ahora bien, fuera de este tema, el resto de la banda sonora flojea bastante.

A nivel de composición, Alejandro Monteverde está lejos de ser de los directores de primera línea, pero tiene detalles que están bastante bien, y muestran que hay cierta preocupación en conseguir buenos planos (a veces con éxito y otras veces sin él). El inicio está bastante bien, con un travelling aéreo a través de la ventana acompañado de una transición de música extradiegética a diegética a medida que nos asomamos a esa habitación como umbral de la narración. También la decisión de cerrar la película de forma inversa a la apertura, que pone el broche de viaje circular a pesar de que los personajes nunca volverán a ser los mismos que antes, son capaces de recuperarse y volver a la cotidianidad. Otro efecto muy acertado es el que consigue en la pelea final (tranquilos, no voy a hacer spoilers), con planos negros cuando la niña cierra los ojos, pero sin hacer uso de la cámara como punto de vista. Esto contribuye positivamente a aumentar la tensión y el suspense. Sin embargo, también hay momentos, como por ejemplo el uso de cambios de foco durante un diálogo, que me han parecido un poco forzados e incluso repetitivos. Aun así, de vez en cuando usa algunos planos detalle, o incluso cuadros dentro de un cuadro, que funcionan bastante bien. La actuación de Jim Caviezel como Tim Ballard es fenomenal. También la ya mencionada de los niños. Sin embargo el resto de actores no destacan demasiado en su interpretación, aunque por lo general tampoco hacen un mal papel.

Pasando al guion, creo que es la parte de la película donde encuentro más problemas. Es cierto que cuando adaptas una historia basada en hechos reales no suele haber tiempo para contar todos los detalles y hay que centrarse en las escenas que incrementan la tensión dramática. Pero lo que pasas en Sound of freedom es que muchas cosas se solucionan casi por arte de magia. ¿Necesito un traficante infiltrado? Al día siguiente lo tengo. ¿Necesito un multimillonario que nos ayude? Tranquilo, conozco a uno. ¿Quiero entrar en terreno dominado por la guerrilla? Ningún problema, nos infiltramos como médicos y nos podremos pasear como Pedro por su casa. Obviamente estoy exagerando, pero hay momentos en los que te queda esa sensación. El único problema que se desarrolla y profundiza a nivel dramático es el de los dos niños. El resto de percances, igual que aparecen se solucionan sin la más mínima preocupación. Ni siquiera he visto a Tim Ballard en verdadero peligro, con miedo a morir.

La atmósfera de la película también va oscilando. A veces nos da el tono triste de la situación que plantea, pero otras veces hay escenas con aire festivo y luminoso, con música tradicional, que rompen un poco la línea dramática. Es verdad que hay muchos planos a contraluz o con el sol entrando por una ventana que seguramente están para transmitir ese mensaje de esperanza. Pero algunos contrastes rompen un poco la cohesión visual y la coherencia narrativa. Voy a poner dos ejemplos, uno de un mal uso, y otro que se usa de maravilla. El ejemplo negativo es la escena de la niña secuestrada en una habitación, con demasiada luz natural. Esta escena, a nivel narrativo es triste, pero a nivel compositivo y visual, hay elementos que evocan esperanza. Por supuesto que hay buenos directores que saben doblar la imagen y usar esta contraposición en un mismo plano. Pero cuando no se usan bien, en vez de contraponerse, se contradicen. El ejemplo positivo es el reencuentro del niño con el padre en el aeropuerto, con una escena bastante emotiva, visualmente esperanzadora y estéticamente atractiva.

El mensaje de la película me parece que está muy claro. Por un lado intentan visibilizar un tema que dependiendo de los ambientes puede que haya gente que no sea consciente de su existencia o incluso lo vean como un tabú. En segundo lugar pretenden denunciar de manera directa esta trágica realidad que viven muchos niños y apelar al espectador, por medio del sentimiento y por medio de frases fuertes (y efectivas) como "Solo se puede vender una bolsa de cocaína una vez. Pero un niño lo puedes vender de 5 a 10 veces al día durante 5-10 años", para que no se quede solo en un “pues que triste”, sino que le nazca el deseo de remediar este problema con lo poco que esté en sus manos. Y por último, esta película pretende ser un mensaje de esperanza, un grito que les dice a todos esos niños que no están solos, que hay alguien que se acuerda de ellos, y que están intentando luchar contra este mercado. Ya he mencionado los planos a contraluz, que normalmente se asocian con la divinidad y la esperanza, que es algo que la película no olvida en ningún momento.

Por último, entremos en algunas polémicas que ha generado la película, porque me parece que muchas veces la gente critica por ser criticona y sin fundamento. He leído algunas críticas que dicen cosas así como “la película está plagada de simbología religiosa” o “es una película ultracatólica”. Haber por favor. La película solamente dice la frase "los hijos de Dios no están a la venta" y poca cosa más. ¿A eso le llamas estar plagado? Seguramente estas declaraciones les vendrán por leer mucho twitter y por fijarse más en las creencias de la gente que producido y dirigido la película que en la propia película. Y es que además, Tim Ballard, aunque sus creencias son un poco especiales, cree en Dios. Así que es normal que lo mencione en algún momento. ¿Qué es más normal, que un creyente mencione a Dios o que una Barbie haga un discurso feminista? Pues ahí tenéis vuestra respuesta. ¿Y la cadena de san Timoteo?, dirán algunos. Pues claro, que es una cadena de un santo, pero también es un símbolo de esperanza, que además tiene el mismo nombre que el protagonista (Tim). Y a nivel emocional, la escena en la que el niño le da la cadena a Ballard, es espectacular lo mucho que consigue con un simple gesto. Pero volvamos al tema: ¿era necesario hablar de Dios en esta película? Por supuesto que sí. Porque si no sería una adaptación fiel a la historia real que está contando. Porque esta creencia es uno de los motores que mueve a los personajes a actuar, y la historia no se entendería plenamente si quitas al centro de la ecuación.

Otras personas se han dedicado también a criticar algunas declaraciones hechas por Caviezel o por el Tim Ballard real, o por las implicaciones políticas del productor Eduardo Verastegui. Yo sinceramente pienso que contra antes aprendamos a desligar el arte de las polémicas y escándalos que le rodean, más disfrutaremos del buen cine. Porque a pesar de todo, creo que la película está hecha con buenas intenciones. Para empezar, ha sido distribuida por Angel Studios, una distribuidora que ofrece todos sus contenidos de forma gratuita y se finanza enteramente con donaciones. Tanto el director Alejandro Monteverde como Verastegui son personas que están consagrando todo su cine de los últimos años a transmitir ideas esperanzadoras y conformes a sus creencias católicas. Es cierto que me sorprendió que en los créditos apareciera un código QR para comprar entradas a otras personas, pero a pesar de que eso no me parece correcto, confío que el dinero que recaude la película será utilizado para buenos fines y para luchar contra el problema que denuncia la película. ¿Hay gente que está utilizando la película para avivar teorías conspiranóicas? Pues es una lástima, igual que es lamentable que haya gente que ataque la película por su contexto y no por la obra en sí. Dejemos de lado todo esto e invirtamos nuestro tiempo en aprender a valorar mejor el arte, que seguro que eso mejora nuestras vidas.

Bueno, como idea central de esta crítica me gustaría que os quedarais con que Sound of freedom es una película donde toda su fuerza reside en el mensaje que quiere transmitir, un mensaje de tristeza y esperanza, que por medio de la emocionalidad narrativa y audiovisual consigue conmover al espectador.


Daniel
08/10/2023