Crítica Nefarious: el arte del diálogo
Vivimos en un mundo donde el terror comercial está acostumbrado a mostrar posesiones demoniacas cada vez más exageradas e irreales, con grandes luces, gritos y ruidos, litros de sangre, vistosas deformaciones físicas y superpoderes, que provocan que nos olvidemos de la persona que ha sido poseída y la veamos como un monstruo más. Sin embargo, a veces de entre tanto caparazón surge una pequeña perla, más independiente, alejada de los grandes aparatos comerciales que solo buscan el jumpscare, y le da un giro a este género enfocándolo de una manera totalmente distinta. Esta perla es Nefarious, película de bajo presupuesto que por ahora ni siquiera se ha estrenado en España y que aborda el tema de las posesiones demoniacas como nadie lo ha hecho hasta ahora.
Nefarious es un thriller de suspense cuya mayor virtud es el diálogo y el realismo. Porque los directores realmente se han preocupado en mostrar la verdadera cara de una posesión demoniaca, y por eso han consultado a sacerdotes expertos en el tema para su realización. Y precisamente por eso se ha ganado el título de “la posesión demoniaca más realista y precisa jamás vista en pantalla”. Sin embargo, esta película, por mucho que hable de demonios, no es una película de terror. De hecho, lo más sobrenatural que pasa (aparte de que el diablo hable a través de una persona) es que explote una bombilla. Y además, no utiliza efectos especiales. Tampoco hay escenas fuertes, con la única excepción de un trozo del final que puede resultar desagradable para la gente más sensible (de nuevo por el gran realismo con el que está hecho), porque no busca asustarte, busca hacer pensar al espectador. Es más, aunque la película se plantee como un diálogo entre un condenado a muerte y un psiquiatra, también está dialogando con el espectador. Te está interpelando a ti, te está haciendo replantearte tu moral y tu forma de ver las cosas.
Analizando primero la película en términos cinematográficos, tengo que decir que la actuación del preso (Sean Patrick Flanery) es fabulosa. Está a la altura de la interpretación de las múltiples personalidades que presenta James McAvoy en Split. Porque realmente es muy difícil expresar con un mismo personaje dos personas distintas y emociones opuestas en el espectador: inquietud e impresión cuando está poseído, pero una tremenda empatía cuando no lo está. Y todo esto lo consigue con muy poco: algunos tics, gestos, la forma de hablar… El personaje del Dr. James (Jordan Belfi) la verdad es que queda un poco eclipsado a su lado, aunque no lo hace mal. A nivel de planos y composición, no hay nada que destacar pero tampoco que reprochar, ya que la mayor parte de la película sucede en una celda de interrogatorio con dos personajes y una mesa. Por supuesto que hay directores como Tarantino que con esto tendrían más que suficiente y empezarían a jugar con la disposición de los objetos de la mesa dentro del encuadre para atrapar a los personajes o les daría más espacio y planos más imponentes para mostrar que están dominando la conversación, pero la verdad, es que si te pones a analizar los diálogos de la película, se te olvida todo eso. Sí que he visto algún intento de cerrar y acercar un poco más los planos en momentos en los que el personaje estaba más inestable emocionalmente, y algún juego con el hecho de centrar o alejar del centro a un personaje dentro del encuadre, pero en otros momentos me ha parecido bastante aleatorio, así que tampoco sé si ha habido una verdadera preocupación por parte de los directores en este sentido. Lo que sí es un punto positivo es la banda sonora, en los pocos momentos que se escucha, ya que ésta está muy bien y es concorde a la ambientación y el tono de la película.
Lo que sí que he visto y vuelvo a repetir que es genial, es el guion y los diálogos que contiene. Porque sabe presentar temas profundos como la moral y la teología, de forma a la vez accesible, rigurosa y entretenida, y hacer de esa conversación la propia historia que te están narrando. Pensar por ejemplo en cómo Coherence nos presentaba a base de diálogos una temática de ciencia ficción con suspense y a la vez llamativa para el espectador, pero aquí con temática sobrenatural. Porque Nefarious se puede leer desde diferentes capas. A simple vista, lo primero que intentará el espectador es averiguar si el preso está loco (y tiene un trastorno de personalidad múltiple, y por lo tanto no puede ser condenado a muerte) o está fingiendo. Aunque a los pocos minutos ya nos damos cuenta de que una tercera opción entra en juego: que el personaje dice la verdad y realmente está poseído por un demonio. Esto, aunque quizás sea el gancho principal de la película y lo que el psiquiatra tiene que responder, no es el mensaje que quiere transmitir. Porque como bien sabréis, el tema y el mensaje (la intención de la película) son dos cosas distintas.
Lo que realmente pretende Nefarious es hacernos reflexionar acerca de diversos temas morales expresados por boca del diablo. Algo similar a lo que hace C. S. Lewis en el libro Cartas del diablo a su sobrino, donde un diablo experimentado da consejos a su sobrino de cómo tentar y hacer pecar al ser humano que le han encomendado, pero que está escrito con la intención de que el lector le dé la vuelta y descubra como evitar esas tentaciones, en esta película el demonio nos hace ver como el mal está presente en el mundo y lo ignorante que es el ser humano al respecto. Porque tanto si el espectador es creyente como si no, de lo que nos está hablando la película es del bien y del mal, y esto es un dilema inscrito en lo más hondo del ser humano.
Para hablar de esto con un poco más de detalle voy a tener que hablar a partir de ahora con spoilers. Como venía comentando, aunque los directores de la película (Chuck Konzelman y Cary Solomon) son claramente cristianos, no pretenden hacer proselitismo, sino hacer pensar. Y eso lo muestran claramente con el final de la película, donde el doctor afirma no ser creyente pero ser consciente de la existencia del mal, y vemos como empieza a actuar para combatir a este mal. Porque el hecho de que hay cosas que reparar en este mundo es algo objetivo. Llámale demonio, llámale egoísmo, llámale locura. Pero que hoy en día sigue habiendo otras formas de esclavitud, que sigue muriendo gente inocente, y que hay discursos que señalan problemas secundarios para eludir los verdaderos problemas, es algo evidente.
También me ha gustado mucho como la película muestra al condenado a muerte como una víctima. Porque la muerte no se paga con más muerte. Gracias a la gran actuación Sean Patrick, empatizamos profundamente con su personaje y luego la película nos destroza con la crueldad de la silla eléctrica. Es cierto que esta escena es agresiva para la vista, pero es necesario llamar a las cosas por su nombre, y mostrar lo que es cruel con crueldad. También es interesante lo que plantean de que una posesión no es algo que sucede de la noche a la mañana, igual que un asesino no es algo que surja espontáneo, sino que es el fruto de ir cediendo poco a poco hacia el mal, dejarse llevar por nuestras inclinaciones negativas e ir cediendo hasta que la cosas se nos va de las manos. Pero aun así, lo vemos como una persona.
Antes de terminar, creo que es necesario comentar algunas de las conversaciones que aparecen que para algunas personas pueden parecer controvertidas. Todavía a día de hoy me sorprende cómo hay gente que ve claro que la pena de muerte es un asesinato, pero no lo ve en el caso del aborto. Puedes estar a favor o en contra, pensar que tienes más o menos derecho a hacerlo, pero lo que no hay duda es de que estás matando a una persona contra su voluntad. Y en el caso de la eutanasia dependiendo de la legislación la decisión de la persona tendrá más o menos peso (y por lo tanto puede haber casos en los que se considere más un suicidio que un asesinato), pero también influye mucho la situación externa y la presión familiar. Llegados al punto en el que estamos hoy en día, donde los derechos humanos (especialmente el derecho a la vida) están pasados de moda, lo único que puede defender a las personas de estas situaciones es la conciencia de la dignidad humana, y por lo tanto, la moral. Y este punto lo expresa muy bien la película: el que una cosa se venda como progreso, que incluso esté permitida o respaldada por la ley, no significa que esté bien. Hoy en día se ha extendido mucho el relativismo moral y la gente se está olvidando del significado del bien y del mal, y el criterio que predomina es si me beneficia a mí o no, qué gano yo con esto. “El mayor truco del diablo es hacernos creer que no existe” dice la película de Sospechosos habituales parafraseando a Baudelaire. Si perdemos la referencia para medir lo que está mal y lo que está bien, todo se cae, no hay nada que hacer, porque estaremos construyendo sobre los criterios equivocados. Y este es el punto al que quiere llegar la película: que seamos capaces de pensar, de descubrir en nosotros unos criterios morales, que no aceptemos todo porque sí, sino que formemos nuestro criterio.
Resumiendo, Nefarious es una gran película que con pocos recursos aprovechados al máximo es capaz de atraparnos con unos diálogos fascinantes y nos muestra de forma realista una posesión demoniaca sirviendo a la vez como ese arte de lo no bello que a través de una entidad negativa es capaz de transmitir reflexiones y conversar con el mismo espectador acerca de la verdad y la moral.
Daniel
29/06/2023