LONGLEGS

¿La película de terror del año?


Crítica Longlegs: ¿la película de terror del año?

Longlegs ya fue probablemente desde que se estrenó el primer tráiler, la película de terror más esperada del año (en mi caso la segunda, por detrás de Nosferatu de Eggers). Cuando se empezó a mencionar que bebía la sangre de referentes como Seven y El silencio de los corderos, pasó a estar en el punto de mira de todo amante del thriller, o mejor dicho, de todo amante del cine. Pero cuando la gente se empezó a preguntar que cómo podía ser que, estando Nicolas Cage en el reparto, no apareciera ni en el tráiler ni en el póster, se empezó a acrecentar el misterio detrás de la película. Y gracias a esto, junto a que no se ha filtrado ninguna foto de su personaje antes del estreno, y que todo el mundo que habla de la película evita cualquier descripción y foto de la cara del personaje de Cage, hace que cuando te enfrentas por primera vez a su rostro, te quedas totalmente blanco. Porque los gritos se escuchan más fuerte en el silencio, el rojo sangra más sobre fondo blanco.

Ciertamente, la película tiene dos “long legs” que la sostienen. Una es la puesta en escena, de la que hablaré más adelante, y la otra es el grandísimo Nick Cage, la razón por la que estáis leyendo esta crítica. Tengo que reconocer que hace unos años no me gustaba Cage como actor. Me parecía demasiado exagerado, extrovertido y loco. Hasta que descubrí que Nick Cage siempre hace de Nick Cage. Grita hasta cuando es mudo, está loco hasta con sedantes, improvisa hasta leyendo el guion… Cage siempre lo da todo, siempre se come la película, él es el alma de sus películas. Porque sí: Nicolas Cage es Longlegs. Es un personaje hecho por él y para él. Aunque la película empieza como un thriller, cuando le miras a los ojos por primera, la película cambia por completo. El terror lo empieza a inundar todo, colándose por cada rendija, por cada sombra que se mueve, por cada luz que parpadea, por cada ventana que da al exterior, por el sonido de cada paso, cada aullido de animal en la noche, cada chasquido de la madera, cada latido hasta de tu propio corazón… Pero si su presencia cambia la atmósfera de la película, su actuación es el germen de la locura. Al nivel del Pennywise de Bill Skarsgård, al nivel del Joker de Heath Ledger. Crea un personaje que coge lo más terrorífico de cualquier psicópata del cine de género, lo posee, lo monstruosifica y lo transforma en algo nuevo. Por eso el personaje de Longlegs es algo único, y lo que hace tan singular a esta película.

He estado un rato pensando en películas que se asemejen en su conjunto a Longlegs, pero no he encontrado ninguna con suficiente correlación, debido a su particularidad. La protagonista, sin duda, recuerda a la de El silencio de los corderos, por ser una joven agente de FBI, aunque posee una cualidad particular que la separa. Longlegs también puede recordar en su planteamiento a Buffalo Bill, aunque tanto Nicolas Cage como el guion lo llevan a un terreno totalmente distinto. El primer tercio está bastante centrado en la investigación criminal y en resolver los códigos, lo cual tiene sus referentes tanto en Seven como en Zodiac, aunque como el foco está puesto más bien en el terror, pronto se aleja del thriller policiaco. Y en el bloque de terror es donde me cuesta encontrar referentes. Mi sensación al terminar la película ha sido similar a cuando vi Hereditary por primera vez: no tenía del todo claro si me había gustado o no, pero sabía que había visto una gran película, y a medida que pasaban las horas seguí dándole vueltas a la película y no podía quitarme de dentro esa áurea malrollera que se había generado a mi alrededor a raíz del visionado.

Longlegs no es terror al uso. Se aleja bastante del terror comercial, aunque sí que utiliza algunos jumpscares muy bien lanzados, precisamente por el que yo considero su segundo pilar: la estética de su puesta en escena. Realmente Oz Perkins (el mismísimo hijo de Anthony Perkins) consigue una estética muy depurada en sus imágenes, lo que contribuye perfectamente a generar toda una atmósfera de terror. Esto molestará a algunos espectadores, igual que sucede, por ejemplo, con Robert Eggers, y le llamarán pretencioso, pero a mí es lo que más me llena de la película. Dentro de la puesta en escena hay varios aspectos a mencionar. Uno de los más destacables es la visión limitada a 4:3 que se emplea para mostrar las escenas del pasado. Estas, sin duda, son de lo mejor de la película. Bastó solo con la de arranque para convencerme de que había valido la pena. En estas escenas está esencialmente bien el uso del color, donde cada imagen tiene una textura y tonalidad propia, y también con un control muy bueno de la saturación. En el resto de escenas, la fotografía también está muy bien empleada. Perkins reutiliza mucho el plano simétrico con la agente Harker en el centro, dejando espacio negativo por los lados y por arriba. Esto no solo aporta la fuerza visual propia de las simetrías, sino que también la inquietud de los vacíos fotográficos. Al haber tanto espacio “libre”, los ojos se te van a las sombras, y la inquietud empieza a incrementarse cuando has tenido varias veces la sensación de “no sé si por el rabillo del ojo he visto algo que se movía allí al fondo”. Pero a mí lo que más me ha sorprendido es el tramo final. No voy a desvelar nada de la trama, pero hay un punto a partir del cual la película se rompe y la forma se come al argumento. A partir de aquí todo se ve diferente. El terror invade tanto los planos (inestabilidad, desenfoque), como los sonidos (saturación), los personajes (la maldad en sus miradas, sonrisas) y los diálogos. Todo esto consigue una estética malévola que a la vez es coherente y está cohesionada con el argumento narrativo. Y, por lo tanto, toda una experiencia digna de ver.

Sin embargo, no todo es perfecto en Longlegs. Y creo que su mayor problema está esencialmente en el guion, debido a que se toma mucho más en serio el terror que el thriller policiaco. Las investigaciones se resuelven casi con poderes mágicos, no le dan al espectador la más mínima oportunidad ni de seguirla ni de entenderla. Por supuesto que tiene que primar el terror en una película así, pero no puedes destruir con los pies (por muy largas que sean tus piernas) lo que has empezado a construir con las manos. Falta interés en esta parte, y cohesión con el resto. O si no se podría haber planteado como un bloque sólido de terror completo.

La actuación de Maika Monroe como agente Lee Harker está muy bien, aunque todas las actuaciones quedan eclipsadas al lado de Nicolas Cage. Esto queda muy patente en la magnífica escena del interrogatorio, donde a pesar de la excelente interpretación de Monroe (como curiosidad, en esta escena fue la primera vez que la actriz vio al personaje de Longlegs, de ahí que sus expresiones de terror se sientan tan reales, porque realmente lo fueron), Cage se la come por completo. Alicia Witt también actúa muy bien, aunque su personaje ciertamente se anticipa a la trama. También hay que mencionar el uso del sonido, que está muy bien empleado. A veces escuchamos los latidos de la agente Harker, a veces su respiración, otras veces los sonidos ambientales te ponen los pelos de punta, y en las escenas de mayor tensión, los ruidos saturados te hielan la sangre. Un par de detalles más para que os fijéis si todavía no habéis visto la película son las composiciones triangulares y el color rojo, de los cuales también se puede sacar su simbolismo.

Bueno, un breve comentario con spoilers para los que busquen interpretaciones del final. Creo que no tiene mucho sentido intentar entender qué es realmente Longlegs, ya que la película tampoco busca dar una explicación sobre ello. Podéis quedaros con que es un fanático sectario satánico psicópata que, a medida que va asesinando, se va personificando con el mismo diablo. Si el mismo satán hace una especie de horrocrux en cada muñeca, siguiendo el paralelismo de Harry Potter, el propio Longlegs podría ser un horrocrux más. Es por eso que no se puede deducir que haya muerto realmente, y el final no está del todo cerrado para dar pie a una secuela. Aunque yo, sinceramente, hubiese intentado concluirlo, ya que el factor sorpresa en una futura entrega creo que perderá su efecto.

Como conclusión, por ahora Longlegs sí que es la película de terror del año, aunque todavía no ha pasado el festival de Sitges ni se ha estrenado Nosferatu, gracias a una magnífica atmósfera conseguida con una exquisita puesta en escena y un descomunal y emblemático Nicolas Cage que pasará a ser un icono del cine de género, aunque hay ciertos baches en el guion que le impiden el sobresaliente al que aspiraba.


Daniel
06/08/2024