Crítica La restauración: la memoria y el arte en las cicatrices del tiempo
"Cuando un artista crea una obra, lo que quiere es que el mensaje permanezca. Personas como yo nos ocupamos de ello. Estudiamos las esquinas, la textura. Observamos el diálogo. Y eso nos conecta a través del tiempo." Pocas veces encontramos frases con esta profundidad en el cine actual. Y más triste todavía es que películas que abordan estos temas pasen desapercibidas y no lleguen a estrenarse en salas de cine. Hace unos días me contactaron para ver si estaba interesado en poder ver la película La restauración, ópera prima del director español David M. Mateo, antes de su estreno exclusivo en Filmin el 15 de noviembre. ¿Thriller psicológico rodado en gran parte en el museo del Prado? Trato hecho, no me lo pensé dos veces. Y así, sin saber nada, entré de lleno en la película.
Tengo que reconocer que no empecé a verla con la disposición correcta. Creo que pensaba que iba a ver un thriller convencional y al principio me centré más en estar atento para anticiparme a los giros de guion antes de que ocurrieran. Y de repente me encontré sumergido en un mar nublado que iba dejando pequeñas islas para que las rellenara el espectador. Esta sensación se prolonga a través de un ritmo contenido hasta el final, que contra todo deseo permanece anticlimático. Pero todo esto que en malas manos podría haber sido un desastre, David M. Mateo y su guionista Laura de Dios lo utilizan como su arma principal. Y ahora voy a explicar por qué.
La clave de todo reside en la frase que dice la protagonista Marcia (excelente actuación de Lana Aubrey) en una de las mejores escenas, cuando le enseña a su hijo a enfrentarse a una obra de arte: "Aquí tú eres el creador de la emoción. Todo cambia cuando dejas de observar y te conviertes en el artífice." Durante el visionado de la película te sientes confuso, como Marcia, no recuerdas los detalles ni acabas de atar los hilos. Y una vez termina, tienes que volver a restaurarla en tu recuerdo, empezar a quitar los borrones para revelar el cuadro que hay detrás. Y aquí te conviertes en el artífice. Te transformas en "el creador de la emoción", empiezas a dialogar con la obra, a construirla en tu memoria, y entonces empiezas a sentir y crear un recuerdo distinto a lo que has visto. Es una película que está más viva cuando termina que en su transcurso, que la sientes más en el recuerdo que en la vista, que la entiendes mejor al pensar en ella que al estar delante. Su visionado descoloca, desconcierta, inquieta, porque te hace enfrentarte con el misterio. Y luego es decisión tuya si dialogar con el recuerdo o dejarlo ir. Tienes que elegir si conectarte en el tiempo con la obra y que su mensaje permanezca en ti o despedirla con un "qué aburrida, no tiene sentido, le falta un buen plot twist…" y volver a tu cómodo mundo de la superficialidad.
Pero bueno, antes de adentrarnos un poco más en la temática de la película, empecemos analizando algunos aspectos de forma más objetiva. Como primer punto, me ha parecido excelente el uso que hace del sonido. El piano para los momentos de calma, esos graves resonantes para los momentos de tensión, el eco de las palabras que resuenan en su cabeza… También se usan sonidos direccionales, que se van moviendo a la vez que los personajes, aunque esto solo lo apreciaréis si tenéis auriculares o altavoces con esta funcionalidad. De todos los aspectos fílmicos, creo que el sonido es el que mejor se acompasa con el estado emocional de Marcia, y mejor refleja el carácter transitorio entre lo real y lo onírico. Aunque esto también se intenta (a veces con éxito, otras no tanto) con la puesta en escena. Como nexo entre estos dos puntos, me puede servir la escena en la que se encuentra por la calle con el inspector de policía (no explico nada de la trama por ahora, por no spoilear el argumento). Ésta ya empieza resaltando la inestabilidad emocional de Marcia con el uso de la cámara en mano, y con un enfoque muy selectivo sobre los personajes (que ayuda a centrarnos sobre las expresiones de los personajes y sus sentimientos, a la vez que le da ese toque misterioso). A medida que avanza la escena, la cámara hace una transición progresiva de plano medio a primer plano en pos de la emocionalidad. Desde el inicio de la escena hemos estado escuchando ruidos de fondo de obras, como golpes secos que van latiendo y superponiéndose con el diálogo. Pero sin previo aviso, en el momento clave de la escena, el sonido exterior se apaga, para dar paso a un tajante vacío, solo perturbado por la inquieta respiración de Marcia, y unos sonidos de dulces pájaros como contrapunto antitético.
Siguiendo con la puesta en escena, tengo que reconocer que está bien, y más tratándose de una ópera prima, aunque tiene cierta discontinuidad. El plano con el que abre y cierra la película es bellísimo, y me parece todavía mejor después de haber leído que se trata del río Limia, que los legionarios romanos creían que se trataba de las profundidades del Leteo, uno de los ríos del inframundo de Hades, el río del olvido. También los encuentros con el desconocido están muy bien construidos, con carácter similar al ya mencionado del policía. O la maravillosa escena del niño contemplando el impresionante fresco de Luca Giordano (pintor del cual lleva el nombre) en el Casón del Buen Retiro de Madrid, que mediante un juego de picados y contrapicados nos muestra la fascinación que éste siente. Me gustan mucho también las escenas con iluminación de anochecer, como aquella en la que vemos a la protagonista llorando en el porche con una columna de madera que parte el plano por la mitad, dejando un lado vacío que rima con el vacío del personaje; o la que dice que va a doblar las sábanas, dónde se hace una exploración más sensorial con la cámara, que después desencadena en el bonito diálogo sobre el San Andrés de Ribera. Por último, hay algunos planos simétricos en El Prado y algunos flashbacks que también son destacables. Pero también es cierto que hay otros encuadres más bien funcionales y medianamente estéticos. De ahí la discontinuidad. Por supuesto que no se puede exigir que todos los planos de una película estén repletos de belleza, pero a lo que me refiero es que cuando hay algunos que están muy bien, los que están descuidados chirrían más. Y otro aspecto negativo es el de la escena de la cúpula del Prado desmoronándose, hecha con CGI… Hay efectos que, si no se dispone del suficiente presupuesto para hacerlos bien, es mejor no utilizarlos. Un último aspecto que no me ha dado tiempo a analizar, pero puede ser interesante fijarse es en el color del vestido de la protagonista, que suele ser o verde o azul, e intentar sacar alguna relación con los sucesos de la escena.
Pasando ahora a analizar el argumento, creo que es un error decir que esta película es un thriller, aunque esto seguramente atraiga a más público. Yo la catalogaría más bien como un drama psicológico. Puede tener momentos de thriller, pero ni el tono, ni el argumento, ni el ritmo toman ese camino. Y además, creo que no hay buena cohesión entre el thriller y el tema que plantea, de igual forma que sí que la hay entre el drama y el tema. De hecho, si se analiza la trama desde el punto de vista del suspense, es bastante simple, e incluso en algunos aspectos previsible, y no tiene toda la coherencia y desarrollo que exige este género. El guion también presenta otros problemas, como la subtrama del trabajo en el museo del Prado y la relación con los compañeros de trabajo. Ésta para mí no ha presentado prácticamente interés. Creo que hubiese sido mucho más enriquecedor embellecer la trama con rimas temáticas (y también visuales) entre las obras maestras que hay en el Prado y la trama de la película.
Pero otros aspectos que para muchos serán un problema, como el ritmo pausado, el carácter elíptico y la discontinuidad temporal, personajes que aparecen y desaparecen… todo se entiende bajo la lupa del tema que plantea. A partir de aquí no sé si se pueden considerar spoilers, pero me voy a meter de lleno a desentrañar el mensaje de la película. Creo que la película explora diferentes temas que son caras de una misma idea. Está el tema de la pérdida de la memoria, de restaurar la propia vida, la reconciliación con el tiempo y los recuerdos, la conexión entre el pasado y el presente, la necesidad de entender y reconstruir, la existencia y el dejar de existir, y todo esto ligado con el arte, como elixir de la inmortalidad. Ciertamente, es una de las mayores preocupaciones del ser humano el ser olvidado, el dejar de existir, y esto todavía se agrava más cuando no se tiene un sentido de trascendencia. Por eso me ha gustado tanto el mensaje que transmite la película del poder del arte como camino trascendente (la vía de la Belleza), y que va más allá de lo material, más allá del artista, incluso más allá del tiempo. A través del arte se puede dar un verdadero diálogo que nos conecta con la verdadera esencia de las cosas, que va más allá del espacio-tiempo. Aunque también hay que decir que el arte (la Belleza) no es la única vía trascendente (dejo como deberes para el lector que intente pensar cuáles son las otras). Y verdaderamente este mensaje está muy bien planteado desde los problemas que atraviesa Marcia. La que restaura las obras de otros para conectarlas con el presente, no consigue restaurar sus propios recuerdos en un presente inconexo. La que pide a su hijo que recuerde las palabras en español e intente entender el idioma, no es capaz de recordar y entender el lenguaje de su memoria (quizás porque realmente la está perdiendo, aunque esto no se explicita). Pero encuentra en el arte la esperanza que le falta en la propia vida. Para que, cuando todo se derrumbe, seamos capaces de descubrir que lo único que importa es abrazar con fe la realidad y seguir adelante con las personas que queremos que quedan en nuestra vida. Remember: "green" es verde.
No sé si estoy hablando de la película que he visto o de la que me he montado en mi cabeza a partir de los recuerdos. Pero ese es el poder del arte: introducirte en el misterio, evocar emociones, enfrentarnos con el temible y maravilloso drama de la existencia, a través de historias reales y ficticias, imágenes confusas y bellas, mensajes y memorias que trascienden en el tiempo… Creo que ha quedado claro que me parece un excelente debut en el largometraje por parte de David M. Mateo, y que ojalá se mantenga fiel a sus principios y su personalidad en futuras obras. Repito, es una película que requiere un esfuerzo para el espectador. No es lo que andáis buscando la mayoría cuando encendéis la televisión. Pero os aseguro que vale la pena.
Daniel
29/09/2024