JOKER: FOLIE À DEUX

La folie du Joker deux


Crítica Joker: Folie à Deux - La folie du Joker deux

Puede que llegue un poco tarde con esta crítica, pero visto el panorama de que prácticamente todos los críticos se han puesto de acuerdo para moler a palos al pobre Joker, no he podido resistirme a saltar como su abogado defensor en un juicio en el que la propia película se ha empeñado en entrar con la sonrisa por delante y sin defensa, bailando como si nadie la estuviera mirando, cuando realmente lo que tenía delante es todo un tribunal con la artillería cargada para ejecutar a Todd Phillips, Joaquin Phoenix, el guion, la puesta en escena, o el primero que hiciera una amago de cojera.

Joker 2 me ha dejado perplejo. Rompe con todo, está tan loca como su propio protagonista. Es una apuesta suicida al nivel de Beau tiene miedo, también protagonizada por un Joaquin Phoenix enfermo de la cabeza, pero me parece que funciona mucho mejor. Sientes los baches, pero en ningún momento se cae, como sí pasaba en la película de Ari Aster. Cuando la estaba viendo, no me podía creer el salto tan radical que ha dado respecto la primera película, no tanto respecto a la calidad, que probablemente esté un poco por debajo de la primera entrega, sino al riesgo que supone el tono que intenta buscar la película. Tiene un inicio de film carcelario que acaba desembocando en otro judicial, pero todo esto cosido con fugas musicales y románticas para acabar redimiendo al gran villano de DC que es el Joker. Y esto apostándolo todo al apartado visual, a la imagen, a la composición. Es una locura, y precisamente por eso, a pesar de sus errores, me ha gustado mucho. No la defiendo por llevar la contraria, sino porque realmente creo que es una apuesta valiosa, que en un mundo dominado por las imágenes planas, algoritmos que solo repiten patrones, y espectadores que ya solo se fijan en el argumento, un ejercicio visual con la personalidad de Joker 2 es algo extraordinario en todos los sentidos. Aunque puede que ciertamente se esté dando una contrarreacción y vuelta al expresionismo. Directores como Lanthimos o Eggers tienen un cine claramente expresionista, y algunas de las películas que más han sonado en los festivales de este año como son La substancia y The brutalist, por lo que he visto en los tráilers (no he visto las películas) también son una apuesta tremendamente expresionista. Quizás ha llegado por fin el renacimiento expresionista. Solo le falta que venga impulsado por un verdadero humanismo.

Pero, ¿a qué me refiero con que Joker 2 es expresionista? Pues que las imágenes que vemos no reflejan tanto la realidad como la esencia de lo que sienten y viven los personajes. Los bailes y canciones del Joker no tienen cabida dentro de la verosimilitud del argumento. Pero sí que lo tienen dentro de la realidad sentida por el personaje. Es más, incluso tienen sentido ontológico dentro de la película, tanto como manifestación de la mente enfermiza del Joker como del amor que siente por Lee, que es capaz de transformar toda su realidad. Porque los momentos musicales que vemos en la película solo suceden en la cabeza del Joker, desatados por sus sentimientos hacia Lee, que son capaces de refugiarle por unos instantes en un paraíso que dista kilómetros de su cruel realidad.

Empecemos primero afrontando el mayor dilema con el que me he encontrado durante el visionado de la película. No tengo del todo claro si la película acaba de encontrar el tono que más le favorece. Estamos ciertamente ante una mixtura de géneros que se encuentran a niveles distintos emocionalmente hablando, y que juegan con registros diferentes. La película intenta afrontar temas complejos como lo son la salud mental y si es justificable el uso de la violencia. Estos temas, en el plano carcelario-judicial del film, sí que se pueden tratar con seriedad e incluso profundidad. Pero luego tenemos la otra cara de la moneda, la músico-romántica, que maneja un registro mucho más sentimental y festivo, que le quitan seriedad. Y ciertamente se va dando un salto de uno al otro que incluso llega a confundir, porque como espectador no sabes cómo posicionarte ante lo que estás viendo. Por separado, ambas facetas funcionan muy bien; la sensación extraña se da al sucederlas de forma contigua. Pensándolo con un poco más de profundidad, esto tiene sentido dentro de la cabeza del Joker. Los dibujos animados del arranque de la película ya apuntan a que el Joker era una segunda personalidad de Arthur Fleck. Y el combinar la realidad con delirios esquizofrénicos también ayuda a que la película no coja un tono demasiado moralista. Pero estos cambios de registro repentinos desconciertan.

Lo mejor de la película, igual que en su primera parte, es la fotografía. Colores, simetrías, enfoques, temperatura, luces… Todo muy controlado y predispuesto para conseguir la máxima belleza en la imagen, da igual que esté en una celda, un pasillo o una sala de interrogatorio. Casi todas las escenas musicales son excelentes. Y también algunas conversaciones entre el Joker y Lee consiguen momentos bellísimos y a la vez profundamente cinematográficos (con el pintalabios, con el humo…). La escena en la que se encuentra con Lee en la primera clase de canto también traduce muy bien la inestabilidad emocional a través de la cámara. El musical que faltaba en la primera película (aunque virtualmente ya tenía momentos que apuntaban a ello) aquí es abrazado sin miedo y con todas sus consecuencias. Y por eso los bailes y canciones en esta cogen todavía más fuerza, a la vez que a nivel argumental funcionan como una maravillosa proyección de un amor que desborda. Aunque sea imaginario, aunque los demás personajes no perciban más que la locura, resalta la fantástica ambigüedad de un sentimiento que nadie más comprende. En la primera película veíamos estos bailes desde fuera de la cabeza de Arthur, ahora su amor por Lee nos permite entrar dentro y ver el mundo colorido que él ve.

Las actuaciones de Joaquin Phoenix y de Lady Gaga son perfectas. Quizás la de Phoenix no sorprenda tanto, debido a que últimamente solo ha representado otros papeles similares, pero está muy bien, yo al menos no le puedo sacar ninguna pega. En cuanto a Lady Gaga, me ha sorprendido gratamente, incluso me atrevería a decir que es ella la que aguanta la película en los tramos en los que el guion pierde un poco de fuelle. Aunque me ha faltado algún personaje más que conecte con el universo de Batman. La aparición de Harvey Dent en el juicio está muy bien, pero en ningún momento he sentido que estaban en Gotham, ni se escucha ninguna referencia a Bruce Wayne (aunque siendo un niño y ahora huérfano, tiene verosimilitud el hecho de que no aparezca).

El prólogo también nos deja entrever un tema que me ha parecido muy interesante: cómo la sombra del Joker le persigue, y los espectadores, el pueblo, ven esa sombra a la que han pintado la cara con colores alegres, pero ya nadie ve a la persona que hay detrás, a Arthur Fleck. La gente busca un ídolo, un liberador, un líder, un personaje ficticio… No le quieren por quién es, sino por lo que puede hacer, como instrumento. Ni siquiera Lee está interesada en Arthur. Todos quieren ver al Joker. Ciertamente, esto da que pensar.

Por último, un breve comentario acerca del final de la película (alerta spoilers). ¿Era necesario redimir a un villano y transformarlo en alguien “bueno”? ¿A qué viene el cambio de actitud repentino, el confesarlo todo al final? No sé si me hubiese gustado más que nunca acabara de arrepentirse, que la personalidad del Joker acabara por imponerse y transformarse en un verdadero villano. Entiendo la decisión que toma el guion al final, porque en parte es coherente con el discurso que propone la película. También el que un nuevo Joker más joven y todavía más loco mate al anterior soluciona la incoherencia cronológica (muy bien el detalle de que se corte la cara al final), además de crear una extraña pero ingeniosa anáfora con la película anterior al terminar con la frase “tienes lo que te mereces”. Pero este final me ha dejado una sensación agridulce. No por la muerte del Joker, sino por su arrepentimiento repentino. Valoro el mensaje de que la violencia solo engendra más violencia, pero me he quedado con la sensación de estar viendo a un Joker totalmente distinto al que veíamos al final de la primera parte o durante el resto de la segunda. Pero bueno, todo esto es perdonable, y más bien hay que quedarse con una actitud de agradecimiento ante las bellísimas imágenes que nos ha regalado la película.


Daniel
16/01/2025